En una realidad voluble como la actual, con dosis ingentes de incertidumbre en muchas esferas y una cualidad líquida (por inestable, por cambiante) con que desde la sociología se ha querido ataviar nuestra modernidad, al menos en lo que concierne a los medios de comunicación de proximidad nos podríamos aventurar a defender (¡ay!) un enunciado queridamente categórico: este segmento de medios –y aquí ponemos el foco, sobre todo, en la prensa comarcal y local– cuenta con un activo de gran valor, que se corporeiza en la fidelidad (la de su público).
Lo sustentan los datos. En un análisis correspondiente al año 2021, la última edición del Estudio de Audiencia de la Asociación Catalana de la Prensa Comarcal (ACPC) cifra en un 1% el aumento de share global obtenido por las cabeceras impresas en el periodo, con cerca de dos millones y medio de catalanes y catalanas que leyeron las cabeceras adscritas a la entidad y una cuota mediana de lectores diarios que superaba las 269.000 personas (con 3.000 lectores más que en 2020). No nos resistimos a hacer notar en este punto que el 42,8% de los jóvenes menores de 35 años de procedencia comarcal se informa a través de la prensa de proximidad, en soporte papel (25,7%) o digital (17,1%).
La imagen resultante de todo ello podría resultar, casi, contraintuitiva en su significado (por optimista), todavía más si la vinculamos a un contexto de crisis severas y yuxtapuestas (la financiera de 2008, la pandémica de 2020 en sus distintas dimensiones y la ahora incipiente causada por el conflicto bélico iniciado por Rusia en Ucrania y las tensiones energéticas) a que no han podido sobreponerse por completo los grupos empresariales periodísticos del país.
Por supuesto que sería temerario ningunear los retos que una época de cambios profundos presenta al conjunto del sector: la inversión tecnológica y, en función de esta, la transformación organizacional; la adopción de la innovación y la evolución hacia nuevos formatos digitales y/o multimedia a fin y efecto de cautivar las audiencias más jóvenes; la lucha contra las fake news como garante de la necesaria confianza que vertebra la relación entre medio (emisor) y ciudadanía (receptora, si bien cada vez menos circunscrita a este rol por obra y gracia de las redes sociales y su exaltación del yo activo – yo participativo); la salvaguarda de la transparencia y la independencia de las empresas periodísticas (cuestión candente con la nueva ley de libertad de medios impulsada por la Comisión Europea) y el logro de la autonomía financiera (el quid de la cuestión) a través de la puesta en práctica de nuevos modelos de negocio y fórmulas de pago que, a su vez, contribuyan a minimizar los efectos de la crisis publicitaria.
Pero sea como sea y situados en nuestro presente (no vamos a caer en la trampa de augurar futuros plausibles), la constatación más remarcable es el arraigo de los medios de comunicación local y la proximidad con su gente y con la realidad política, económica, social y cultural que configura su propio espacio de actividad, en una convivencia que podemos enmarcar desde el binomio compromiso y (queremos insistir) fidelidad.
Y es precisamente por el potencial que subyace en esta interrelación que deseamos poner énfasis en los buenos resultados que puede aportar la integración de los medios comarcales y locales en el diseño y ejecución de las estrategias comunicativas de organizaciones y empresas, públicas o privadas.
Ser conscientes del impacto y de la influencia de estos medios en el territorio (en términos individuales y colectivos), plantear y ofrecerles (con medida) contenidos bien trabajados desde un enfoque de proximidad (que es el que confiere un sentido pleno a su labor) y adaptados a los criterios de edición que los conforman, establecer relaciones de larga duración con los periodistas basadas en el respeto profesional (extrapolable al medio que representan), la honestidad y la lealtad, tienen que ser elementos irrenunciables a considerar en tal contexto.
Sí, lo habeis visto, (queridamente) categóricos en lo que pretende ser una apología de la prensa de proximidad y de su potencial comunicativo.