El Espai Boqueria ha acogido hoy la conversación ‘Comiendo con Manuel Vázquez Montalbán’ con Àlex Martín Escribà, docente, escritor y crítico literario especializado en novela negra y Daniel Vázquez Sallés, escritor, periodista especializado en crónica gastronómica y cinematográfica e hijo de Manuel Vázquez Montalbán. La actividad se enmarca en la celebración de la 19ª edición festival literario BCNEgra, que entre el 5 y el 11 de febrero trae este género literario a la ciudad bajo el lema “Espías como nosotros”.
Durante la conversación, los autores nos han adentrado en la gastronomía en la obra de Manuel Vázquez Montalbán y su influencia en la novela negra mediterránea. Y es que, según Vázquez, la relación entre la gastronomía y la novela negra viene de muy lejos y, en el caso de su padre, le acompañó durante toda su vida: “comiendo siempre acababa sacando lo que quería de los suyos personajes y los humanizaba”. Martín explica que «leyendo las novelas de Montalbán siempre nos entra mucha hambre, porque la gastronomía era una vía de identidad, un rasgo muy importante para definir a los personajes».
Según Vázquez, su padre siempre explicaba que cuando era pequeño salía a oler el aroma del pollo y que para él, el ‘rosebud’ – instante de la niñez al que quieres volver porque fuiste muy feliz- era salir al balcón y ver a su madre llegando con una papelina de aceitunas y pan bueno. Ya desde pequeño, el hambre despertó en Vázquez Montalbán una gran pasión por el mundo de lde la gastronomía. «Sentía pasión por la cocina tradicional, pero también por la nueva cocina: como sus personajes, combinaba la tradición y la novedad».
En el universo de Pepe Carvalho – protagonista de 18 novelas, 30 relatos y varios libros de cocina – la gastronomía tuvo un papel muy relevante en la construcción del personaje. Y es que esta obsesión por la gastronomía proviene del hambre que tanto el autor como el personaje pasaron durante la posguerra.
Y Carvalho sabía que el arte de la comida es universal. Martín destaca que era tan sumamente importante que, cuando hablaba de cocina, la trama policial se detenía. Y no solo en Barcelona, porque Carvalho era un detective viajero que aprovechaba sus viajes, como en Bangkok o Buenos Aires para explorar la comida. “Siempre hay una identificación culinaria allá donde van”.
Ambos autores han coincidido en destacar que la gastronomía catalana es muy rica y ha tenido mucha capacidad inventiva, como con la creación del mar y montaña o el simple pan con tomate.
Por último, Vázquez reconoció que para conocer una ciudad lo primero que se debe hacer es ir al mercado, y que los platos preferidos de su padre eran el bacalao y el arroz de verduras con bacalao seco.