Felip Munar y Munar es un profesor mallorquín (de linaje inequívoco) de la Universidad de las Illes Balears, que es autor, entre otras cosas, de un artículo publicado en el Diario de Mallorca el día 2 de agosto de 2002 que tengo guardado en el cajón de las delicias. Se llama «Buscando los favores de las divinidades agrarias». Os lo recomiendo.
Si cito a Munar, a quien aún no conozco personalmente (le tendré que pedir a Biel Mesquida que me presente), es porque el otro día encontré otro escrito suyo, donde se puede leer que «las cerezas maduran en el mes de mayo, mientras florecen los rosales, se cosecha la mejor miel, se esquilan las ovejas, las hierbas tienen virtudes curativas y las serpientes pierden su veneno «.
Todo un buen augurio: aquella noche tenía que cenar un gazpacho de cerezas con desgajado de queso fresco y anchoas, acompañado de un Blanco de Márgenes 2008 (Costers del Segre), un fricandó de rape con ceps, maridado con Beaune Bressandes 2003 de Domain Chanson, premier crudo de la Borgoña, y unas lionesas – hay que le llaman «profiteroles»-regadas con un Melis dulce 2004 de la bodega Parés Baltà del Penedès.
Éramos once en la mesa, contando Teresa Soler, que es enóloga, copropietàrtia y azogue del Lagarto Sibarita y Joan Reig, fotógrafo, cocinero y amigo desde mi primera juventud. Nos acompañaban María Rosa, Teresa, Ángeles, Elisabet, en Santiago, el Txemari, Albert y Adrià. Los manteles eran paradas en la sala de cata de El Lagarto.
Era la primera cena foro organizado por InterMèdia, que hacía de padrino de un maridaje entre la cocina de Cabecera de Juan y el Lagarto de Teresa. Charlamos, hicimos, engullir, hicimos beber, nos reímos y aprendimos algo. Siempre con moderación, naturalmente.
Supimos, por ejemplo, que el gazpacho es una palabra de origen mozárabe que significa mezcla, confusión. Que los campesinos andaluces se tomaban en verano para combatir la deshidratación y para aprovechar las sales minerales. Que rap es un nombre común que hace referencia a 265 clases de peces marinos diferentes. Que el bicho vive en las tinieblas del fondo del océano atlántico donde s’arrosega con la enorme boca abierta para comerse todo lo que consigue deslumbrar con las bolsas lumínicas que lleva sobre los ojos. Que fricandó es la derivación fonética del «fricandeau» francés y que probablemente quiere decir freír (del latín «frigicare») con «eau», que es sabido, significa «agua». Que las lionesas estaban muy buenas. Y que el cava Marqués de Gelida, obsequio de la casa y muy celebrado por la colonia Gelidenc asistente, vende casi toda su producción en Estados Unidos.
Por tanto, mi Munar y Munar, cabe remarcar la vigencia de tu escrito: las cerezas habían madurado; los rosales eran floridos; las copas estaban llenas de miel, no hubo ni gota de veneno en la conversación; hicimos salir bien curados y, además, no nos esquilar mucho. ¿Qué más queremos? Volver? Y tanto que sí … probablemente, el 17 de septiembre.