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Candidatos mainstream

  • 09 Oct 2018
  • Opinió
per Albert Ortas
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Corriente, tendencia mayoritaria, de consumo masivo y que consigue captar máxima audiencia. Es lo que se denomina hoy mainstream, palabra que hace un tiempo se puso de moda y con un punto snob también se ha aplicado al mundo de la política.

Aprovechando este  hilo, me atrevo a decir que Barcelona necesita candidatos mainstream con vocación de posicionarse en el espacio central del voto con el objetivo de aglutinar mayorías sólidas para el día siguiente de las elecciones. Lejos queda cuando Pasqual Maragall ganaba las elecciones de 1991 obteniendo 328.282 votos y 20 concejales, frente un Josep Maria Cullell de CiU con 260.344 y 16 concejales.

Es evidente que eran otras épocas y la política se concebía de otras maneras. Hoy los tiempos políticos han cambiado. Todo avanza muy rápido y aumentan las incertidumbres de cómo puede quedar el mapa político en la ciudad.

Varios meses atrás nadie apostaba porque el cabeza de lista de ERC fuera renovado por el mismo Ernest Maragall o que el ex primer ministro de Francia, Manuel Valls, decidiera presentarse como alcaldable. Pese todavía quedan muchas incógnitas por desvelar, la batalla por Barcelona está servida.

El Pdecat, la Crida o Junts per Catalunya, aún no han decidido cómo se presentan y quién será finalmente su cabeza de lista, a pesar que Neus Munté ganara las primarias de los neoconvergentes. El partido de Casado sigue valorando si se integra o no en una lista conjunta; y la actual alcaldesa, Ada Colau, aún no ha decidido entrar a fondo en la campaña, a la espera de posibles pactos que se puedan derivar de la negociación de los presupuestos tanto en el Parlament como en el Ayuntamiento de Barcelona. Finalmente, el partido que ha gobernado 32 años la ciudad, el PSC de Jaume Collboni, confía en que la complicidad con el gobierno Sánchez les ayude a mejorar los cuatro concejales obtenidos en 2015.

Barcelona no es inmune al momento que vive la política catalana. La estrategia de todos los candidatos se va construyendo en la lógica del conflicto Cataluña-España, en el marco de un contexto difícil como es la cárcel o el exilio, y sin perder de vista todo lo que va a suponer el macrojuicio del proceso catalán y su sentencia posterior.

Entre los equipos de los candidatos ya corre la consigna que con 170 mil votos es suficiente para gobernar la ciudad. Ada Colau ganó a Trias con 176 mil votos, sólo diecisiete mil más. Es suficiente, dicen algunos.

Pero esto no puede ser positivo para la ciudad. ¿Se puede ser alcalde con 9 o 10 diputados? La prioridad máxima para cualquier formación que se presenta debería tener como objetivo construir un gobierno fuerte, sólido y con liderazgo.

Ada Colau ya ha experimentado el hecho de gobernar sola con once concejales, lo que se convierte en algo similar a una pesadilla. La maquinaria municipal no avanza, no resulta fácil dar una respuesta eficiente a las quejas del ciudadano, y los 73 barrios se sienten huérfanos de referentes políticos que cada día los escuchen. Gobernar una ciudad de más de un millón y medio de habitantes y con problemáticas propias de una ciudad global no resulta factible con sólo once concejales o menos.

Hay que reivindicar perfiles mainstream, que piensen en el bien común, en la necesidad de gobernar con todos y para todos, tratando de superar las líneas rojas del momento. Y si se trata de recuperar el espíritu Maragall, bienvenido sea. Lo más importante es que Barcelona recupere el espíritu transversal y de colaboración entre sector público, privado, entidades y agentes sociales. Por el bien de la ciudad y por el bien de todos.

 

Albert Ortas

Director de Intermedia