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Comunicar con las manos, reconectar con uno mismo

  • 29 Feb 2024
  • Opinión
per Toni Rodriguez Pujol
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El director de la Fundación Romea, el incansable Fèlix Riera, ha organizado un entrañable ciclo de teatro experimental titulado «pensar con las manos». La primera sesión, junto a Gemma Galdon, consistió en la confección de un sombrero. La segunda, titulada “De la madera al sonido”, fue a cargo del luthier David Bagué que construyó un violín ante la mirada boquiabierta de un buen número de espectadores. La tercera, a cargo de Estela Martín y Gino Rubert, todavía no la hemos visto.

Las tres, en palabras de Riera, reivindican la vuelta al lenguaje de las manos y el contacto con objetos materiales, en un mundo dominado por los algoritmos y la aceleración. Un lenguaje al que se atribuyen propiedades benéficas, como lo demuestra el creciente número de gente de todas las edades que se apuntan a clases de dibujo, cerámica o carpintería.

La comunicación directa, “el regreso a pensar con las manos implica profundizar en la capacidad humana de sentir el poder transformador de los materiales que nos ligan a la realidad”, dice Riera. Y el profesor Ferran Sáez, amigo y glosador del luthier David Bagué, añade: «Las manos no sólo nos conectan con el mundo externo, sino que también nos conectan con nosotros mismos», estableciendo un diálogo interior lamentablemente postergado.

Efectivamente, las manos son la base principal de la comunicación no verbal, nos unen física y espiritualmente con la gente que amamos, nos permiten expresar cariño o respeto por amigos, conocidos y desconocidos recién conocidos, e incluso son objeto de estudio por parte de quirománticos y otros buscadores de la razón última de todas las cosas. 

En cualquier caso, el mensaje del ciclo nos ayuda a meditar y probablemente a recuperar la introspección, la paz y el silencio, que son requisitos indispensables, tanto para elaborar una comunicación responsable como para no perder el mundo de vista. Este efecto pacificador era, al menos, el que mostraba la expresión relajada de los espectadores del Romea al salir de la función. 

Porque como es bien sabido (y tan a menudo olvidado), la buena comunicación comienza por uno mismo.

Feliz mes de marzo.