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Editorial. La buena comunicación nos hará felices

  • 03 Jun 2020
  • Opinión
per Toni Rodriguez Pujol
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Hace 9 años, Eduard Punset explicaba que la felicidad es la ausencia de miedo, del mismo modo que la belleza es la ausencia de dolor. Ahora estamos viviendo un episodio de miedo, aunque simulamos que no nos afecta, y tiempos de dolor, aunque no lo padezcamos directamente. Qué -o quién- nos transmite miedo? Quién -o qué- nos impide gozar de la belleza? Probablemente, nosotros mismos.

En un mundo hiperinformado en el que todo hijo de vecino pugna por dar a conocer su opinión, sabiendo que cada vez deberá ser de mayor calibre, la intoxicación ya no es un peligro sino una realidad, que nos suele atemorizar y privarnos de la belleza. No falta la voz sensata de algunos médicos, como el doctor Estivill, que recomiendan informarse una sola vez al día y mediante un único medio de comunicación como fórmula eficaz para evitar la ansiedad provocada por el confinamiento. Naturalmente, dice, conviene que este medio de comunicación sea cercano a la sensibilidad e ideología de cada uno.

Sin embargo, nosotros, lejanos herederos de la filosofía aristotélica, no estamos del todo de acuerdo. Es el punto medio donde está la virtud, dijo el sabio, pero para establecer ese punto medio hay que conocer la posición de cada extremo.

Tan fácil como sería, tal como señala Gaspar Caballero, si atendiéramos las palabras del maestro Thich Nhat Hanh: «El hecho de que un árbol sea un árbol es muy importante para nosotros. Nos beneficiamos mucho de que un árbol sea un árbol. Del mismo modo, una persona debería ser una persona. Si una persona es verdaderamente una persona, que vive feliz y sonriente, entonces todos nosotros, todo el mundo, se beneficiará de esta persona. Una persona no tiene que hacer muchas cosas para salvar el mundo. Una persona sólo debe ser una persona, éste es el fundamento de la paz «.

Pero las personas, para ser personas, deben compartir, deben comunicarse. Es cuando no lo hacen, o lo hacen de mala fe, cuando aparece la desconfianza, la miseria y el conflicto.

Desgraciadamente, ejemplos no nos faltan.

¡Feliz desconfinamiento!