A punto de sumergirnos en una temporada que promete ser animada, volvemos la vista atrás y, entre los mejores momentos del mes de agosto, destacamos los baños de bosque disfrutados en el bosque de Cereja, en completo silencio y soledad.
El Shinra Yoku es una práctica japonesa que consiste en rodearse de árboles, abrir los sentidos y, sobre todo, escuchar. Si escuchas bien, descubres que ni estás tan solo, ni tan en silencio. Bajo el bosque hay todo un sistema invisible de conexiones entre hongos, plantas y árboles intercambiando informaciones vitales para su supervivencia. Una especie de gran sistema informático que detecta amenazas (casi siempre provocadas por los humanos), prevé peligros y comparte información, e incluso ayuda, en forma de nutrientes dirigidos a los más débiles.
De todo ello habla Peter Wohlleven en «La vida secreta de los árboles», un libro muy recomendable, que nos descubre un tipo de comunicación prácticamente imperceptible pero tremendamente efectivo. Aquel que se abre camino sin hacer demasiado ruido, avanzando a paso de roble, construyendo comunidades bajo un sistema de liderazgo compartido que protege a todos los individuos, aprovechando las oportunidades y luchando en grupo contra la adversidad.
En el otro extremo, tenemos la comunicación tóxica, el griterío, el liderazgo narcisista, la inmediatez del mensaje. En definitiva, el vacío.
Ninguna comunidad ha sido capaz de progresar sin comunicarse adecuadamente. Elegir una u otra forma de comunicación, depende de nosotros.
Feliz rentrée a todos.