No hace mucho, en los talleres y fábricas había un personaje modesto pero indispensable que ayudaba a los trabajadores a hacer una pausa y recuperar fuerzas. Era el chico del botijo, el waterboy, que en el mundo de los deportes acabó integrándose en la figura del masajista. Una pieza fundamental del equipo, que inevitablemente fue añadiendo funciones de coaching a su trabajo a base de ir ayudando psicológicamente a los jugadores cuando era necesario.
Así fue como el waterboy acabó siendo un líder silencioso, un líder en la sombra, que es el espacio donde habitan los verdaderos líderes, como hizo durante mucho tiempo el mítico Àngel Mur en el Barça.
El psicólogo Luis Martinez Casasola-Hernández explica que el liderazgo silencioso integra la escucha activa con la humildad, la empatía, el pragmatismo, la calma y la reflexividad.
Para escuchar activamente es necesario hacerlo con empatía y humildad, tratando de entender el sentimiento de tu interlocutor y cediéndole el protagonismo a la hora de los reconocimientos siempre que convenga. Es un proceso útil de cara a la motivación, el alineamiento de objetivos y la compartición de información sensible entre todos los miembros del equipo, a quien el líder silencioso debe dirigirse con mirada directa y contagiando calma y reflexión.
Una actitud extraordinariamente efectiva en el mundo de la comunicación interna y externa de las organizaciones.
Porque sin una buena comunicación interna no puede haber una buena comunicación externa.
Feliz mes de diciembre y feliz Navidad a todo el mundo..