En lo alto de la barandilla del palacio de Pere el Gran en el Monasterio de Santes Creus hay un león sometiendo con violencia a un jabalí. Muy cerca de allí, en la iglesia, está la magnífica tumba del conde-rey, erigida sobre una bañera romana de color púrpura. A su vera, bajo un losa sencilla y casi monástica, reposa Roger de Llúria, el almirante siciliano que pintó las cuatro barras en el lomo de todos los peces del Mare Nostrum y sigue haciendo guardia, al pie de la tumba de su señor, por evitar su profanación y velar por su descanso eterno.
«Propaganda, publicidad», responde el guía cuando le preguntas.
Efectivamente, el león representa el poder, y por tanto, la realeza. El jabalí, los proscritos y por tanto los enemigos del rey. Y el color púrpura, la riqueza, que también es un símbolo de poder. No hay poder sin representación, ni representación sin propaganda. De ahí vienen los uniformes militares, las liturgias religiosas, la pintura renacentista, los coches de lujo y los abrigos de piel que hasta hace poco se ponían las señoras ricas para ir al Liceo.
Codificar o descodificar esas señales ha sido siempre una tarea útil y necesaria para los principales observadores de la historia, que son los historiadores propiamente dichos y los periodistas. Unos a posteriori y otros trabajando contra reloj, simultáneamente al desarrollo de las cosas que pasan, e incluso antes de que pasen.
Este mes de diciembre pasarán muchas cosas. Y todo el mundo dará su versión de ellas. Nuestra obligación como comunicadores es recomendar a nuestra pequeña comunidad de amigos y clientes que no den nunca por cierta ninguna información que no esté contrastada ni suficientemente avalada por alguna fuente conocida, pública y mínimamente fiable. Y, aún más, que una vez hecho esto, practiquen el noble ejercicio del análisis de fuentes, con el fin de averiguar, antes de tomar ninguna posición concreta, quién dice qué, porqué lo dice y a qué intereses propagandísticos responde.
No sea que al final nos liemos y no sepamos distinguir quién es el león, quién el jabalí, quién el almirante y quién el rey que aspira a pasar a la historia, desde lo alto de una bañera romana de color púrpura.
Feliz diciembre, felices elecciones, feliz Navidad y feliz año para todos.