El lunes todos conocimos una mala noticia que ya presentíamos hacía días. Barcelona pierde por segunda vez la candidatura para acoger la sede de la Agencia Europea del Medicamento, delante de ciudades europeas como Ámsterdam, Milán o Copenhague. Finalmente, ha sido la capital de los Países Bajos quien se ha llevado la sede.
Estaban en juego 36 mil visitantes anuales y 2.400 puestos de trabajo. 2.000 puestos de trabajo directos se generaban en la nueva sede que se ubicaba en la antigua Torre Agbar. Un proyecto ambicioso, no era ninguna broma, y que suponía consolidar un clúster en medicina y empresa farmacéutica muy importante en Barcelona y el sur de Europa.
Barcelona y su área metropolitana siempre ha remado a favor de apuestas de este tipo. Inversiones en I + D, la apuesta por la investigación biomédica o la tradición de acoger laboratorios farmacéuticos de renombre. Un camino no fácil, debido a la deficiente financiación que siempre han sufrido nuestros gobiernos en estos sectores. Barcelona siempre ha trabajado para ser reconocida como una de las capitales sanitarias referentes en el mundo.
El Sincrotrón, el Parque de Investigación Biomédica, Idibabs, el Parque Científico de la UB o el superordenador MareNostrum son también puntas de lanza que ilustran apuestas en este camino, proyectos a medio y largo plazo que generan masa crítica suficiente, fuera de sectores tradicionales como la construcción y el turismo.
¿Por qué, pues, este resultado? Es evidente que las ciudades competidoras no eran unas ciudades cualquiera. Europa necesita repartir bien las sedes de sus agencias por todo el territorio de la unión. Hay que recordar que España acoge ya agencias europeas, y el Fusion for Energy en Barcelona.
Pero, en mi opinión, también se han tenido en cuenta detonantes como el conflicto político que vivimos. A pesar de la imagen de unidad que siempre han querido dar las tres administraciones (las tres de obediencia política diferente), esto no ha sido suficiente para ganar. Siempre acompañados por una sociedad civil representada por Barcelona Global.
La imagen de incertidumbre que se proyecta ahora en Europa, los desencuentros políticos graves entre gobierno catalán y español de las últimas semanas debido al 155, el encarcelamiento de medio gobierno o el exilio del Presidente, no han ayudado a vender una candidatura sólida y de confianza a los europeos.
A pesar de las potencialidades que ofrecía Barcelona; las infraestructuras, el clima y la calidad de vida de la ciudad, elementos muy valorados por los mismos trabajadores de la EMA en una encuesta que se les hizo, no ha sido suficiente para la victoria. El juego político y la potente diplomacia del Estado en Europa ha demostrado no ser efectiva, como tampoco la voluntad de seguir persistiendo en una proyección internacional de la ciudad. Cuesta mucho ver nuestra alcaldesa haciendo de comercial y vendiendo Barcelona por el mundo. No invierte su tiempo recorriendo el mundo y vendiendo la capital y el país. Mantenemos todavía un cierto complejo de excesiva proyección internacional de la ciudad. Y, claro, si no vendes, otros te acaban ganando la partida.
Derrota o pérdida de oportunidad? Sin lugar a dudas para mí la segunda, recordando pero que Barcelona tiene otros grandes proyectos en marcha que debemos seguir cuidando. El Mobile World Congress, el gran éxito de una nueva edición de la Smart City Expo, Barcelona referente en el mundo de la expendeduría y el talento digital … Seamos conscientes, aprovechamos la ola y rememos todos a favor. Seguro que siempre saldremos ganando.