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Indiana Jones, entre el estudio y la selva

  • 27 Jul 2023
  • Opinió
per Toni Rodriguez Pujol
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«Si quieres ser un buen arqueólogo, debes salir de la biblioteca«.

Como es sabido, el profesor Indiana Jones vuelve a fustigar desde hace semanas las pantallas de cine de medio mundo, aunque la frase que encabeza este post no pertenece a “El Dial del destino” sino a “El reino de la calavera de cristal”, estrenada en 2008.

Se trata de una frase que define perfectamente el estilo de vida que nos propone Indy: estudio y acción.

Salir de la biblioteca, alejarse de la cueva y, en definitiva, salir del área de confort, es también el consejo que hace poco expresaba la opinion maker (creadora de opinión pública), Anna Gener, en uno de nuestros Intermedia Confidencial: si quieres ser bueno en algo, prepárate a conciencia, pero luego no te quedes todo el día encerrado entre las cuatro paredes de tu casa, si no quieres que el cerebro se te seque en cuatro días.

Anna escribe un blog llamado “la mirada de Artemisa”, que fue una diosa griega, cazadora, protectora de la naturaleza, los niños y las mujeres, que salía a buscar recursos vitales para alimentar a la comunidad, en plena igualdad con los dioses masculinos.

Hay quien dice que la cacería es un deporte, más bien inútil desde que la humanidad empezó a domesticar animales para abastecerse de proteínas durante todo el año sin necesidad de andar corriendo todo el día arriba y abajo o morirse de hambre los días de tormenta o mala suerte. Pero en tiempos de Artemisa, precursora de la romana Diana, la gente sólo podía alimentarse cazando o recolectando vegetales.

Por tanto, ni caza ni recolección eran un deporte, eran una necesidad vital, dirigida por un líder que no se quedaba en casa sino que estudiaba sus posibilidades, observaba el entorno, hacía previsiones y trataba de obtener resultados, al frente de un equipo bien entrenado que le respetaba.

El líder del grupo solía salir de la cueva antes que nadie, y al regreso cerraba la fila, pendiente de cualquier eventualidad que pidiera su intervención, ya fuera defensiva, auxiliar, pacificadora o disuasoria, en beneficio del grupo. Como todavía hacen hoy en día los lobos esteparios.

Por eso es respetado por el grupo. Porque todo el mundo sabe que puede contar con él en momentos de crecimiento o debilidad, y porque saben que no se queda todo el día en la biblioteca. Sólo el tiempo suficiente para evitar que las correrías carezcan de sentido. 

¡Feliz mes de agosto!