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La cultura del long-term

  • 02 Nov 2023
  • Opinión
per Albert Ortas
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Vivimos tiempos convulsos, excesivamente acelerados. La inmediatez, obtener resultados al momento, o caer en la cultura del click nos hace esclavos de muchas decisiones que nos pueden hipotecar a futuro. Atrás quedan tiempos más aptos para la reflexión, para las conversaciones o tertulias de tarde, dejando transcurrir el tiempo sin necesidad de mirar el reloj.

Son tiempos inciertos, no fáciles para construir nuevos proyectos desde cero, difíciles para definir planes estratégicos sólidos que den fruto a medio-largo plazo. Sin embargo, y sin caer en el catastrofismo, estos planes bien hechos hoy existen, están ahí, sobre todo en el mundo de la empresa. El dinero no cae del cielo, cada decisión debe ser meditada y reflexionada. Es la cultura del long-term ante el short-term.

Hoy, más que nunca, líderes políticos, económicos y empresariales deben trabajar con una mirada larga. Según varios estudios, el 90% de las nuevas empresas que se crean en España duran un máximo de tres años. Solo un 10% sobreviven.

¿Cuáles son las causas? Falta de financiación, inadecuación del proyecto a las necesidades del mercado… También hay un déficit en la apuesta por construir proyectos a largo plazo, en oposición a las ganas de obtener un beneficio inmediato y de alta rentabilidad. Necesitamos profesionales servidores del long-term, de larga mirada y con una actitud ligada a la constancia y la perseverancia.

Estas últimas semanas he tenido el privilegio de asistir a diferentes actos en los que se han puesto en valor estos activos. Empresas como la familiar y centenaria Sorli, u otras como Frit Ravich o Moventia, han sido homenajeadas como referentes de esta cultura, y que se ha sabido transmitir de generación en generación.

La empresa es como una gran familia cuando propiedad y trabajadores se comprometen y trabajan por un proyecto común. Es una organización de personas que genera actividad económica e impacto en la sociedad. Esto no es fruto de un día, ni de dos. Estos cimientos se construyen con el paso del tiempo, gracias al trabajo colectivo de todo un equipo y la visión de quienes un día apostaron y se la jugaron.

Hacer empresa no es fácil. Es un estilo de vida y un entendimiento entre personas; es creerse cada día el proyecto, en momentos fáciles y en momentos difíciles; es convivir y compartir con el equipo todos los problemas y satisfacciones; es el reto de saber adaptar el proyecto al presente previendo el futuro. Hacer empresa no es hacer negocio a cualquier precio, es ofrecer un activo y valor a la sociedad.

Nuestras más sinceras felicitaciones a todas estas empresas que cada día escriben su historia y perduran en el tiempo. ¡Larga vida a la empresa!