Por suerte o por desgracia, hay pocos articulistas de medios de comunicación convencional con los que me siento identificado. Ellos no lo saben porque aún no les he dicho, pero hoy hay dos que publican al mismo tiempo en dos diarios un poco diferentes. Uno es Ferran Mascarell, que en Avui sobre «Política y respeto». El otro es Joan B. Culla, que titula en El País el artículo «La ingrata conducta del pueblo catalán».
Mascarell dice a final de su largo artículo que «Cataluña debe tener un proyecto nacional (como nación), un proyecto españolista (qué España quiere), y un proyecto europeísta (a qué modelo de imperio quiere pertenecer) si algún día quiere ser realmente independiente, es decir «capaz de sentirse definitivamente construida».
Probablemente, cierto. Si no fuera … si no fuera porque pienso que las naciones, como las personas humanas, no deberíamos tener nunca la tentación de sentirnos definitivamente construidos. No hay nación-ni España, ni Francia ni Estados Unidos-tanto suicida que se permita nunca sentirse definitivamente construida. Afortunadamente, porque las cosas que llegan a su fase definitiva están muy a punto de haber llegado a su fase final, algo poco aconsejable a nadie que quiera seguir progresando indefinidamente. Pero vaya, es un pequeño matiz personal. Todo lo demás del artículo es para tenerlo enmarcado en la pared.
Sirve pues este pequeño blog, modesto e incipiente, de pared virtual para dicho artículo.
Y del amigo Culla ya hablaremos otro día.