La primera vez que oí este concepto fue en el 2006, en boca del que fue portavoz parlamentario del PNV, Iñaki Anasagasti, en su blog. El político vasco se refería así -algo despectivamente- a los demás partidos vascos, criticándolos por convocar -día sí, día también- ruedas de prensa con cualquier excusa y destacando que, comparativamente, su partido convocaba pocas y cuando lo hacía , era por no ser menos que los demás, decía con cierta ironía.
Volví a encontrarme con este concepto 10 años más tarde, utilizado en el 2016 en un tuit del periodista Fernando Garea y refiriéndose a los políticos que se enviaban mensajes a través de las redes sociales en lugar de sentarme a una mesa y hablar . Lo que se decía entonces en el ámbito político, hoy podemos afirmarlo de todos los ámbitos y ampliarlo: las redes sociales se han convertido en la “rueda de prensa permanente”.
No sabría decir en qué momento sucedió así. Ha pasado ante nuestros ojos, poco a poco, hasta llegar a los fenómenos como el de Donald Trump o el más reciente de Elon Musk, que maneja arriba y valle Twitter -literalmente- a golpe de sus tuits.
Pero hay quien ve este concepto de otra forma: “Las leyes de transparencia convierten a todos los ciudadanos en periodistas, en una continua ‘rueda de prensa permanente’ -las 24 horas de los 365 días del año- por medio de preguntas de fácil, rápido y gratuito acceso a través de sus sedes electrónicas de las instituciones canarias y de sus órganos dependientes”, indica Daniel Cerdán, comisionado de Transparencia de Canarias. No está mal visto.
Aunque quizás para muchos, la rueda de prensa peramente les llevará a la memoria Fernando Simon, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, que durante semanas y semanas apareció en nuestras pantallas para darnos fe de lo que acontecía durante la pandemia: una voz oxidada pero tranquila, que se convirtió en familiar y nos transmitía tranquilidad y confianza en el sistema.
Pero recapitulemos. Vamos a los orígenes y recordamos el clásico concepto de rueda de prensa -que hoy cuesta tanto convocar: «una reunión convocada por una persona o una organización para comunicar una información a los periodistas y responder a sus preguntas», según el Termcat.
Si la rueda de prensa clásica pedía una hora -mejor por la mañana, ¿recuerda?- y un lugar concreto para ser convocada, las redes sociales han ayudado a romper las barreras del tiempo y del espacio para convertirse en un nuevo espacio-tiempo donde la rueda de prensa es permanente donde, en cualquier momento y desde cualquier lugar, lanzar materiales informativos.
Con las redes sociales, políticos, instituciones y empresas han encontrado finalmente el canal para llegar directamente a sus públicos objetivos, lo que antes conseguían a través de los medios de comunicación. Unos medios que también han entrado en este juego, utilizando las publicaciones de las diversas redes y reproduciéndolos íntegramente a modo de declaraciones de los interesados, como si fueran declaraciones realizadas en una clásica comparecencia. O las imágenes para ilustrar las informaciones. El “copia y pega” elevado a su máxima expresión.
A menudo me pregunto qué diría hoy Marshall McLuhan de las redes sociales. Si para McLuhan todos los medios de comunicación son extensiones del ser humano, prótesis que nos permiten extender nuestros sentidos más allá de su alcance natural –y citaba como ejemplo la radio, extensión del oído–, qué serían las redes sociales ¿en esta “aldea global” en la que vivimos inmersos?